Estamos cerca de los 60 días del primer paso hacia el estado hacia el estado de Alarma y Confinamiento, fue la cancelación de las jornadas escolares, allí a mediados de marzo.
Luego de ello, completamos la semana entre oficinas vacías, calles desiertas e incertidumbre. Hogares que no sabían con quién dejar sus pequeñas y pequeños.
Y comenzó el confinamiento, y con ello una nueva era en la Gestión de Personas. Todo aquello que se diseñaba como un futuro pasó a ser presente y, aquello que ni siquiera se pensaba, pasó a ser realidad.
Teletrabajo, reuniones virtuales, ventas paralizadas o sobredemandas, seguridad y prevención para quienes deben continuar, contención y prevención para quienes deben quedarse en casa.
Llamados para informar suspensiones, despidos, disminuciones de jornadas y salarios y una larga lista de etcéteras.
Madres y Padres que se encontraron trabajando desde casa y, al mismo tiempo, siendo profesoras y profesores de hijos e hijas.
Primeras semanas. Eventos gratuitos, webinars de todo tipo, colegas de áreas de Recursos Humanos pidiendo recomendaciones sobre plataformas, compartiendo eventos culturales en línea, intentando dar respuestas que no tenían ni para sus propias casas. Hay que formarse en nuevas tecnologías, no, mejor implementemos algo sencillo.
Cancelamos las capacitaciones, no, mejor las hacemos on-line. Pensemos, mejor e-learning, así nuestros agobiadas y agobiados colaboradores administran su tiempo. No deberíamos antes formar en Gestión del Tiempo. No hace falta, ya saldrá el/la gurú del webinar gratuito.
Treinta días. Hay cansancio y desánimo. Qué deberíamos comunicar. Enviar recetas de masa madre y clases de yoga no parecen contener. Ya ni siquiera genera impacto comunicar recomendaciones de cómo lavarse las manos ya no parecen contener. Sigo pensando que deberíamos formar en gestión del tiempo en teletrabajo, o mejor, no, dejar que las personas se adapten, darle su espacio.
Tengo jefas y jefes que me piden resultados desde el área. Qué está haciendo Recursos Humanos por nuestra gente, nos preguntan, a la vez que nos dicen que si los indicadores continúan así, vamos a suspensión de pagos de sueldos, despidos, Concurso, otra larga lista de etcéteras.
Es que a mí eso no me sucedió, por el contrario, somos actividad esencial. Coordinamos logística, nos convertimos en especialistas en protección viral y en el área de compras de barbijos, guantes y soluciones hidroalcohólicas. No tuve ni cinco minutos para las exposiciones gratuitas de los museos del mundo. Perdón, siguen vigentes, me pregunto.
Seis semanas. Habrá vacaciones de invierno, llegaremos con esta situación de nuevo al verano. No, sí, tal vez. Mejor adelantamos vacaciones, en definitiva, que descansen en casa, con seguridad.
Es que agosto es alta demanda, no nos quedaremos sin negocio. No, sí, tal vez. Seguimos conteniendo. Mejor ya no, las personas se acostumbraron. Ahora soy parte de la desescalada. Algunas personas quieren volver a trabajar, otras aún no, tienen miedo, otras están de duelo, otras, otras ya no están con nosotros.
Siete semanas, del primer inicio. Siento el agotamiento de haber vivido cinco años en dos meses, irónicamente los dos meses de mayor detenimiento de la historia de posguerra. Estuve en el futuro, regresé al pasado, intente meditar en el presente, sigo pensando en el futuro, extrañando el pasado. Sí, no, tal vez.
Coach, acompañamiento terapéutico, psicoanálisis, socioanálisis, constelaciones, astrología, todo junto, mejor nada. Sí, no, tal vez.
Elegí mi carrera para desarrollar personas. Mientras mantenga mi foco en las personas, todo el resto es circunstancial. Sí, no, tal vez.
Prof. Pablo Blanco Cabirta – Instituto Madero
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